¿Cuánta gente entra en tu comercio? Y de esos, ¿cuántos se van sin consumir? Y los que lo hacen, ¿cuánto dinero gastan? ¿Hay alguna manera de medirlo? Ante esta marabunta de dudas, casi propias de un tratado filosófico, hay una solución en dos palabras: Retail Intelligence o, en castellano, inteligencia retail.
Puede sonar a chino, pero realmente es un concepto sencillo: tratar de recabar y analizar toda la información que generan los clientes en el punto de venta. Esto es: desde el tiempo que se pasa en la cola de compra hasta el nivel de atracción de los escaparates. De esta forma, los comercios podrán predecir con cierta exactitud cuáles van a ser los comportamientos de la gente. Suena bonito, pero… ¿cuáles son sus ventajas?
No son pocas, pero la más clara y obvia es la personalización. Esto es, que cada cliente encuentre algo concreto que necesita, y, sobre todo, que estas necesidades sean cubiertas por completo. Pero, además de hacer aumentar los ingresos, también hace ahorrar en los mismos. ¿Cómo? Es muy sencillo: si somos conscientes de qué precisa una mayor inversión en el negocio y a qué podemos reducírsela, será más sencillo que los beneficios incrementen. ¡Pura y dura matemática!
También permite estudiar el tiempo que se destina a una experiencia de compra y plantearse por qué no se ha logrado captar a un cliente en el caso de que no haya podido hacerse.
Por supuesto: es mucho más sencillo de lo que parece. La inteligencia retail utiliza herramientas tecnológicas para analizar la compra mediante sistemas que integran a tiempo real todos los datos que se necesitan para sacar conclusiones in situ, desde las tendencias del mercado hasta la información de ventas y precios en directo. De esta forma, se pueden tomar decisiones estratégicas e incluso realizar planes A/B para ver cuál tiene más impacto en el cliente final, ampliando su estancia en el local o incluso incrementando el precio medio del carrito que pasa por caja.
Puede que estés pensando que es fácil hablar de “decisiones estratégicas” tomadas mediante estos dispositivos, pero que no se te ocurre ninguna con la que mejorar la experiencia real de compra. A la hora de la verdad, una experiencia positiva y un entorno adecuado para la misma pueden hacer más que muchos anuncios a todo color y a menor precio.
Con el retail intelligence podrás encontrar la música, los colores y los olores que tus clientes demandan, además de, por ejemplo, la facilidad que tienen para encontrar los productos en las estanterías. Esto ayudará a tener diferentes perfiles guardados con los que comparar y, además, establecer un sistema para solventar cualquier posible incidencia rápidamente.
Tu tienda debe estar a la altura de tus estándares, pero también de los del público. Por ello, las herramientas tecnológicas te avisarán de todos los posibles errores para ayudarte a encontrar una solución: ¿Son los precios de web y de tienda iguales? ¿Hay problemas técnicos? Ahora puedes solucionar casi cualquier pregunta que tengas sobre tu tienda, resumidas en una sola: ¿Cómo puedo vender más?
Ten en cuenta que una mala organización en tienda va a afectar a las compras, al brand awareness y a la fidelidad de tu clientela. Ahora puedes cambiarlo todo con un simple gadget en la mano. ¡Contacta con nosotros y ten una consultoría retail para tu empresa sobre cómo mejorar tu negocio!