Siempre nos hemos preguntado si el proceso de compra debe seguir unos pasos: el producto llama la atención, buscamos información sobre el producto, vemos el grado de interés que tenemos sobre ese producto y, en función de eso, se toma la decisión final de compra o no. Para ello, se dice que influyen tres factores, el racional, el emocional y el instintivo.
A través del neuromarketing podemos llegar a los consumidores y hacer que no compren de manera racional y se dejen llevar más por lo emocional y por sus instintos, de tal manera que debemos conseguir captar toda la atención del cerebro de los consumidores. Por ejemplo, a la hora de comprar ropa va a ser muy importante la colocación de la tienda, la luz e incluso el propio olor de la tienda, ya que al sentirse más cómodo el consumidor, se verá mejor con la ropa que se pruebe y todo ello podrá influir de manera importante en la decisión final de compra.
Con lo citado en el ejemplo anterior lo que conseguimos es reforzar el segundo pilar del neuromarketing, que es fortalecer la experiencia del consumidor con la marca, de tal manera que todas las experiencias que el consumidor tenga relacionadas con la marca refuercen el concepto que tenga el usuario de la marca en su cabeza.
Como último punto importante del neuromarketing podemos decir que las marcas deben establecer vínculos emocionales con las personas (como la asociación que tiene Cocacola con la felicidad) y de esta manera el proceso de compra pase a ser más emocional que racional, lo que permitirá a la marca fidelizar a sus clientes o hacerles que tomen la decisión de compra más rápido.
Dicho todo esto podemos ver que en el proceso de compra influyen muchos factores y que debemos considerarlos todos para poder conseguir el mayor número posible de ventas y de esta manera conseguir fidelizar a los clientes.